viernes, 9 de enero de 2004

rutina de oficina

han sido sólo tres días y ya he vuelto a coger el ritmillo de las rutinas del trabajo. El problema de apretarnos tanto es que, en el momento que parece que tienes pocas cosas que hacer, no haces nada. Pero claro, hay que dar un poco el pego. Menos mal que tenemos internet y que aún no han capado el servidor. Si no serían insufribles estos días. Tengo que hacer unas cosas, pero... es que no me da la gana.

Ayer cometí el error de ordenar la mesa y me quedé sin fuerzas para el resto del día. Menos mal que tenía que hacer una gestión (me encanta esta frase) y así pude cubrir el día con mucha dignidad. Pero la pobre mesa necesitaba un poco de orden. Un trasladar las cosas de un lado a otro, fundamentalmente a la papelera. Y ahora tengo unos mantoncitos de carpetas, folders y papeles que quedan de lo más aparentes. El problema va a ser que cuando mi jefe me pida algo de hace dos meses, no sabré donde lo he ordenado y tendré que volver a imprimirlo, con lo cual tendré dos copias del documento, una ordenada y la otra para trabajar. Esto es muy anti-política medioambiental de la empresa. Es que me parto...

Hoy he deambulado por los blogs. Me he leído entero las crónicas de la pitusa, aunque blogspot se niega a enseñar unas entradas que prometían muy jugosas. Es una pena que no siga por que estaba muy bien. Me he enterado que Divine Comedy van a sacar disco en unos meses. La noticia del día. Inmediatamente he puesto Casanova, uno de mis discos de referencia de los últimos años.

Aunque la nueva estación meteorológica de M. se empeña en decir que hace o va a hacer sol, parece que no. Y tiene pinta de seguir así el fin de semana. Lo cual quiere decir que las rebajas van a ser un doble suplicio. Ayer, haciendo tiempo, me dí una vuelta por el centro comercial y la cantidad de gente que había me dejó noqueado. Hay que añadir la ingente cantidad de niños, sus regalos de reyes y sus gritos. Y que las tiendas de ropa están arrasadas. Yo no sé como hace la gente. En fin, misterios. Además de compras (más) hay un montón de cosas que hacer. Y tengo que sacar tiempo para terminar unos asuntos pendientes sobre una musiquilla que debo. Y quiero acabar Alta Fidelidad.

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