viernes, 4 de febrero de 2005

confesionario

me da una pereza ponerme a escribir, pero esta semana tiene momentos para recordar dentro de un tiempo.

Tema favorito: curro. Esta semana tocó evaluación por parte del jefe. El mes pasado cubrimos nuestra hojita de autoevaluación, y esta semana hemos ido pasando por el confesionario. En esta empresa se te pide que gestiones, no se te pide que te formes. Vaya que te formes en temas generales, pero no en aplicaciones de trabajo, por ejemplo. Eso significa ir dejando de tener contacto con la parte que me puede resultar más interesante. Porque formarse para ser un gestor no me interesa. Y no creo que sea beneficioso. Deforma. Lo estamos comprobando con el jefe.

No hay posibilidad de discusión, toda queja o matiz tiene su correspondiente respuesta demoledora, rodeada de un lenguaje que te envuelve e impide que pienses con claridad, incluso puedes manifestar síntomas del síndrome de stocolmo.

Ante peticiones que nos resuelvan el día a día, sobretodo en el tema equipos informáticos, detecto un ligero tono de cachondeo, que me enerva. Y me pone de los nervios que se ponga de ejemplo.

Un día después recibo un correo del jefe, donde me comenta un curso público que me puede resultar interesante. Sí es el mismo que pedí hacer el año pasado pero que me dijeron que este tipo de cosas no las paga la empresa, en todo caso podrían ayudarme. Y esto te lo dice el tipo que se ha hecho su tesis doctoral a costa de la empresa? en fin, un asco.

El martes volví a ver un muerto que pensábamos que podía dormir el sueño de los justos. Pero estos muertos tienen la mal costumbre de volver para dar el coñazo cuando menos te lo esperas. De camino a la cita atravieso algo así como un decorado para Nausicaä, cada vez hay más molinos de viento en la costa, y pasar justo por debajo de uno es impresionante. Tienen una cierta belleza, sin duda.

El problema al final no es tanto, y las circunstancias parece que pueden favorecernos. De todos modos, aún teniendo un cierto nudo en el estómago, yo me callo y dejo hacer. En la cubierta del edificio pienso, me doblaré como un junco al viento? en fin, mecánicas de resistencia y supervivencia. A la vuelta, de camino a la oficina, me doy el gustazo de un paseo en coche por la costa, en una mañana soleada y espléndida de invierno.

El jueves tuvimos reunión en Vigo, y por suerte tuve tiempo de poder hacer una visita de cortesía, de esas que te alegran el día y gran parte de la semana. Por supuesto hablamos de: curro. Bueno, prometo no volver a hacerlo.

Este viernes, como he hecho horas extra en cantidad suficiente, que no me serán remuneradas, cerré el chiringuito a medio día y me volví a casa, con ganas de hacer muy poco de nada. Me he echado una siesta con intenciones reparadoras pero que me ha dejado el cerebro espongiforme.

Esta semana he escuchado mucho el secret migration de mercury rev, no es deserts songs pero me gusta mucho, y por supuesto sigo con Antony.

No hay comentarios: