martes, 7 de marzo de 2006

penas urbanas

Me ha caducado la tarjeta de residente del coche. A. me había avisado que tenía hasta Marzo. Pero sin especificar más. El día 2, ya tenía un aviso de multa (que no se que significa exactamente) Como me la endosaron por la mañana aguanté con ella hasta la tarde, pero al día siguiente ya no tuve valor para volver a colocar el ticket (o boleto) Así que tengo que dejar el coche en eso que se llama bolsa de aparcamiento no organizado. Esto es, un descampado, preferiblemente solar residual de patio de manzana, que está a la espera de que algún constructor su forre en cuanto una familia mal avenida se ponga de acuerdo o aparezca ese pariente que se fue a las américas. En resumen, patio de manzana tipo Roma_cittá_aperta. A destacar también ese terreno acondicionado por las rodadas de miles de exiliados, que configuran un paisaje propio del camel_trophy (que no París-Dakar, estamos en Galicia y aquí, fundamentalmente, llueve) En fin, un horror, y además llego tarde al trabajo.
Quizás lo bueno es que ahora ando un poco, tampoco un exceso, y que durante unos momentos comparto una cierta vida urbana donde el coche no es el que manda. Ayer fui a otra zona libre de impuesto municipal, cerca del puerto, y volví al trabajo por el centro_centro de lacoru. Bonita vida urbana. Tiendas que cierran, tiendas que abren, mucho diseñito tonto.
Pero en el trayecto más habitual, el roma_cittá_aperta, paso por delante de una tienda de marcos, que además de enmarcar exponen obras de talentos locales. Estos días está en el escaparate un figurativo abstracto. Algo me reconcome por dentro. No tengo ganas para quedarme delante y pensar en el que hará el artista en su vida normal, porque esto es pasatiempo de fines de semana.
Recuerdo esos comentarios, en el café de un hotel, sobre el respeto que podemos sentir hacia una obra terminada, porque al menos está terminada, ha llegado al final, con sus penas, sus fracasos y sus angustias. Pero no. Aunque quizás sea sólo envidia. Malditasea.

actualización:
leo al día siguiente en un comentario de un blog parte de lo que quería escribir y no pude concretar. Así que, si alguien lo dice mejor que tú, para qué vamos a darle vueltas... adapto a lo mío (el original se refería a un libro)

me parece horroroso, es lo típico que hubiese pintado yo por lo menos hace diez, una ingeniudad pretenciosa. Cuando ves algo y eres capar de reconocer tu mierda en la obra de alguien que debería hacerlo bien, puede darser el fenómeno del "artista mediocre", por un lado te sientes indignado por la nula calidad, por otro deprimido porque el patán puedes ser tu mismo y por otro machacado porque no te aplicas el cuento y no sabes si malgastas tu tiempo en algo que no sabes si es lo que vas a querer hacer para los restos.

Pues eso.

miércoles, 1 de marzo de 2006

escapada

estos carnavales hemos vuelto a Madrid. Hemos vuelto a no-organizar un plan hasta ultimísimo hora y nos hemos vuelto a quedar sin entradas para el teatro. Y hemos vuelto a prometer que el año que viene, o la próxima vez, esto no nos va a volver a pasar. No creo que lo consigamos. Pero hay que seguir intentándolo.
Nos ha llovido a mares, incluso nevó una noche. Pero durante dos días salió ese sol de invierno tan agradable.
Se ha hecho muy corto. Siempre con esa sensación de no aprovechar bien los días. Demasiado cansados. Demasiados planes. Estamos de vacaciones. Así que vamos a dormir.
Dos conocidos virtuales se han hecho reales. Los alf y Bob. Un gran placer. Grande. Se os espera en el noroeste.
Sólo compras apresuradas en fnac. Han vuelto a reordenar la sección de música. Ya no hay sección de independientes. La imparable entrada del dvd esta restando espacio a los cds normales. Una dependienta me dice que el nuevo disco de Belle and Sebastián aún no ha salido. Por suerte al día siguiente lo en encuentro en unas de las estanterías de los laterales. Veo varias cosas mal clasificadas. La fnac baja puntos por momentos. Ahora que nos van a abrir una en LaCoru
Me he vuelto antes que M. En el punto de control del aeropuerto he tenido que coger la tarjeta de embarque con la boca. La sequedad del ambiente y ese papel ultra-absorbente, con el que tiene a bien imprimir las tarjetas, ha hecho un todouno piel-celulosa. Cuando me la quito me arranco un trocito visible de piel del labio, dejando dos pequeñas muescas en labio que no puedo evitar tocar con la lengua hasta el día de hoy.
Por la noche hablo con la M. y caigo de bruces en la dura realidad de nuestra tercera jornada laboral. Aun que dan ganas de tirar la toalla, hay que seguir intentándolo.
Como ayer se fue la luz el despertador se descoyuntado. Me he levantado casi una hora antes. Menos mal que soy experto en perder el tiempo.