lunes, 21 de febrero de 2011

laetitia sadier

A pesar que las agencias meteorológicas anunciaban día de lluvias, el día transcurrió sin grandes sobresaltos. Así que por la tarde y con ciertas prisas nos encaminamos hacia Santiago, para escuchar a Laetitia Sadier, voz inconfundible de Stereolab. Pequeña parada previa para coincidir con otros dos infatigables degustadores de música.
A día de hoy tener una voz reconocible sin duda dentro de las cientos de voces femeninas con encanto, es un éxito. Y es que esta chica camino de una madurez espléndida, es capaz de llenar con su voz todo un escenario. Con un perfecto control de voz, con ese estilo carácteristico que ha ido desarrollando con los años, pero desnudo de todo la envolvente de arreglos, ya minimizados en el disco que presentaba, las canciones sonaron con magia. Y eso, a día de hoy, es otro éxito. Los ecos de la mejor bossa, de los estándares populares de los 60, sonaron más claros que nunca despojados de esa cálida colcha de electrónica que con la que suele arroparse.
Cierta homogenidad en el tono general? Puede ser. Es el problema de tener un estilo propio. A mi me gusta.
Otro punto para los sinsal.

miércoles, 16 de febrero de 2011

my my yo yo

por mi cumple, algunas caciones que forman parte de la educación de adolescencia musical, algunas obsesiones de variada procedencia, unidas por el hecho de ser canciones que de vez en cuando hacen pop en el subconsciente (o inconsciente, depende del momento)
suena brillante!

domingo, 13 de febrero de 2011

estimulación

No puede haber nada más estimulante que haberte dormido el sábado a las tres y media de la mañana y que te despierten el domingo a las diez y media para actualiza un p*t* vaio y su p*t* windows.
Así que si estás pensando comprar un vaio de sony por el mismo precio cómprate un mac y tu vida será más feliz. La tuya y la de tu marido.

miércoles, 9 de febrero de 2011

pasamento

Ayer, en pleno ajetreo en obra, me llamó M para decirme que Dalda había muerto.
Me gustaría escribir algo más extenso, pero el día a día manda demasiado, a nuestro pesar. Así que sólo diré dos cosas: posiblemente el mejor profesor que tenía la escuela; de todos mis apuntes de carrera sólo conservo las primeras clases que nos dió Manolo Gallego (escasos) y toda la bibliografía de la clases de Juan Luís (extensa y documentada, perfectamente maquetada en futura); para recordar la clase megistral sobre norte vs sur, naturaleza vs razón. Y en segundo lugar, en el corazón el varano que trabajé con el en Oficina de Planeamiento, en especial el mes de agosto en el que estuvimos los dos solo preparando los trabajos de un plan xeral.