Llevo un par de semanas trabajando en hasta cuatro sitios distintos, sin contar en casa. Este sinvivir en mimismo ha creado un desajuste corporal que se ha traducido en la primera crisis de migrañas desde hece mucho tiempo. Una vez superada creo que voy ajustándome poco a poco a esta nueva situación, pero deseando que esto no se prolongue demasiado.
Desde el nuevo puesto municipal las cosas se ven de otro modo. Tengo la sensación que ahora estoy dentro de la familia. Aún habiendo trabajado seis meses el año pasado, esta sensación de familiaridad no la había percibido en ningún momento. Esto supone acceder a un mayor nivel de información y responsabilidad.
En las primeras reuniones con constructores y técnicos al servicio de constructores tengo la sensación que son como niños. Estos son ?los buenos?. Mantienen cierta sensibilidad con respecto al medio, cierto equilibrio entre las formas y los beneficios, pero permanentemente buscando el límite de las cosas. Así que me he visto como cuando estoy al cargo de mi sobrino de 4 años y tengo que decir: no, eso no; por ahí no; no sigas con esto que te la vas a ganar... Espero no tener que ver mucho a ?los malos?, aunque esos pasan directamente de todo.
En sólo tres días ya hay dos problemas gordos, ya he descubierto un par de cadáveres en el armario, un expediente que no está y un proyecto traspapelado.
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