domingo, 24 de diciembre de 2006

recuerdos de 2006

acompañando a un paisano, para que me explicase como quería abrir un camino de acceso a una parcelas al lado de un castro. Misión más psicológica que técnica, patrimonio va a decir que no. Son de esos días que no ha parado de llover. Hay tal humedad en el aire, en la tierra, en la ropa, que el aire frío la condensa y la arrastra por la falda del monte. Es ver sudar al bosque, justo como lo dibuja Miyazaki.
Aquí no va a llegar nadie, o casi nadie. Aquí no van abrir un lugar de interés, ni una casa de turismo rural. Y me voy a alegrar. Al paisano también le encanta el sitio. Yo durante un momento, debajo de mi gorro impermeable, fui muy feliz. He visto sudar el monte.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues si, en Galicia aún quedan sitios con magia, si... y que duren!