recapitulación
Estas dos semanas hemos hilvanado trabajos, reuniones, ofertas, más reuniones y más trabajos unos detrás de otros. No se puede decir que con gran agobio, pero sí con un no parar de lo más irritante. Algunos momentos han sido muy estresantes, mucho. Pero por ahora no tengo sensación de queme. No se si es callo, si es que me da igual, si es que me hago mayor o que no está el jefe. De hecho estoy escribiendo esto cuando tenemos pendiente una cosilla importante. Sí, va a ser que me da un poco igual. O no, va a ser que empiezo a distinguir lo que es importante de lo que no lo es. Aunque por esta vía intuyo que tengo mucho que aprender.
Cumplí con hacienda apurando el plazo al máximo, y eso que ya tenía los papeles listos desde hacía casi un mes. No aprendo. El sábado salimos por la mañana con el arcángel y por la tarde solos. Por primera vez. Ja. Hizo un gran día, pero por la tarde tuvimos nuestros problemas de novatos. Ja. Eso sí la crema de protección solar es realmente efectiva, porque sigo manteniendo gran parte del blanconuclear del invierno.
El domingo celebramos aniversario familiar. Nos embarcamos en una aventura de familia funcio/disfuncio/nal que por momentos fue exasperante. Pero hay que reconocer que estuvo mejor de lo que preveía. Mis dos grandes errores: no cd/no libros. Conclusión: tv en la noche del domingo: fútbol.
Ayer salí de casa con un sol radiante y al llegar a la oficina hacía un tiempo de perros. Tuve que comprar un jerseicito en las rebajas ante el riesgo de pillar un resfriado. Mal rollo.
Tengo pendiente un par de cosas sobre trabajo. Tengo que escribirlas antes de que se me olviden. Tango que hacerme con una agenda. Odio las agendas. Tango que hacerme con algunos hábitos de trabajo y disciplina (ja) que me liberen espacio en el disco duro. Tengo que deshacerme de toda esa información reseteable que no me interesa y que me está colapsando. Tango que conseguir que no me muevan las vacaciones. Tengo que tomar un café.
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