lunes, 31 de mayo de 2004

estratos

he conseguido volver a un cierto ritmo normal de trabajo. Este fin de semana sólo he pensado una vez en lo que tenía previsto para el lunes. Durante la semana los problemas se fueron acumulando uno detrás de otros. Unos más dolorosos, otros menos. Pero todos los frentes abiertos han dado problemas. Pro lo menos he conseguido separar lo importante de lo NO importante.

Se calló una pasarela en París, y E. le mandó un correo a B. que nos remitió a su vez. E. trabajó en la oficina y se marchó hace ya tiempo. Lo que escribe en el mail es una versión resumida y muy precisa sobre parte de los trabajos que hacemos: incumplimientos de normativa, trabajo a presión que incrementa la posibilidad de error, proyectos revisados por gente que no se los ha visto ni por el forro, técnicos sin experiencia que son supervisados por una pandilla de temerarios... No todo es así, hay trabajos y trabajos. Pero vaya, no es difícil hacer una película con la secuencia de los posibles hechos en una ingeniería tipo como la que ha podido calcular o proyectar lo que se ha caído. Eso sin contar con la experiencia en obra, por el mundo de la construcción es de terror. En fin... yo quiero ser artista consagrado.

Durante la semana hablé con el jefe. Me ha ?confiado? la preparación del material para un congreso a mediados de junio. Cuanto honor... diosmíoquetehehechoyo. Lo único bueno es que el fin de semana del 18 estaré en Madrid y me quedo por mi cuenta el domingo. Y podré ver a J. con un poco de suerte, que hace dos años que no lo veo, desde el anterior congreso. Y hacer compras.

Casualidades: llegó una caja con libros de nuestra tienda favorita a la oficina. Nos la mandaba él. Dentro había libros para nosotros y para él. Uno era una monografía de lujo de un arquitecto italiano poco conocido. Muy ochenta, muy formalista, muy duro, muy de abstracción total postmodernista. Dibuja en un sepia muy fuerte (uno de mis colores) compone las cosas como las componíamos en la escuela, cuando empecé. Y da la sombras de la misma manera. Un dejavu brutal. Son mis trazos y mis rallados. Me retrotraído a hace más de quince años. Yo dibujaba así cuando usaba el lápiz, antes de que autocad acabase con nosotros. Cuando volví a coruña seguí dibujando así durante mucho tiempo. Pero esta era otra escuela. Mis dibujos de urbanismo, mis plantas con sombra arrojadas, mis alzados de huecos...

Terminé de instalar la red de casa. Después de pegarme con güindous, al final el problema eran los cortafuegos. Pero hay que hacer mención a las ayudas interactivas de güindous: la madrequelashizo. Pero ya está listo y funcionando. Una cosa menos. Me han quedado pendientes un montón de otras cosas, que se van acumulando y no hay manera. Además como que ya es verano y ando un poco arrastrado. El tiempo se escapa y ya vamos casi a mitad de año.

No he conseguido el bloc de dibujo que quiero. En esta ciudad no hay manera. Al final, después del rollo que me soltó la dependienta de la tienda especializada, lo he encargado en elcorteinglés, que ahí SI que lo tienen. Quiero mi bloc, el que siempre he utilizado. Tampoco es mucho pedir. Joder.

El domingo por la calle, en el sur de este país, la gente estaba en dos bandos: los que ya llevan tres semanas de verano y los que aún no han decido que ya es prudente cambiar la ropa de temporada.

Estoy pelado tipo lagarto mutante.

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