viernes, 4 de junio de 2004

días asimétricos

pasar una tarde con el jefe hablando (él) de sus obsesiones está contraindicado para mantener un sano equilibrio en tu higiene mental. Como hay que preparar las exposiciones del congreso, el miércoles fui sometido a un bombardeo tipo Clockwork Orange de arquitectura y miles de referencias justificativas. Algunas interesantes, otras sugerentes, pero otras, muchas, cogidas por los pelos, e hilvanadas en un discurso tan sólido que podía ser justo lo contrario. Todo ello barnizado por ese paternalismo, ese tonillo... Intenté empezar la reunión sin prejuicios, pero es imposible, me puede. Por momentos hay cosas interesantes, pero no. Todo queda anulado por lo que cada vez es más difícil soportar.

Afortunadamente hubo buenos momentos. La visita de la semana fue espectacular. Temblaba con la visita del jefe. Pero no. Bien. Y se autodescalificó delante de la gente de la peor manera posible. Nada personal. De donde no hay no se puede sacar.

Reuniones, teléfonos, mails, papeles, auditoría a la vista y mucho estrés. Y poco tiempo para ponerme a trabajar en lo pendiente. Y pocas ganas. Un poco tobogán. Mucho calor.

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