miércoles, 16 de junio de 2004

vámonos

llevo toda la semana con la sensación de estar conteniendo constantemente la respiración. Esperando que todas las piezas del trabajo se vayan superponiendo sin grandes conflictos. Por ahora casi casi todo va cogiendo una posición más o menos adecuada.

Hubo un pequeño disgusto. Quizás en otro momento me hubiese afectado más, pero no sé si la resistencia que vamos generando a los problemas ha ayudado en este caso. Creo que me siento poco culpable para lo que suele ser habitual. Quizás también ha ayudado que el responsable último del tema no dramatiza nada las cosas.

Y hoy ha sido el día más caluroso de lo que llevamos de pre-verano. Por el ventanal de la oficina he visto como desde el mediodía se ha ido levantando esa neblina que indica que nos estamos cociendo en nuestro propio jugo. Al salir había en el aire un cierto olor a quemado. A aguja de pino quemada. Es un olor que lo asocio inmediatamente a los veranos de mi infancia. No es muy intenso, pero ahí está. Algo empieza a quemarse ya.

Pero el viernes nos vamos. Aún no tengo preparado lo que tengo que contar. Pero da igual. Aunque empecé con ganas hoy por la tarde, y a medida que iba avanzando me iba desinflando. Da igual. Nos vamos a Madrid. Vámonos.

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