martes, 3 de febrero de 2004

sobrevivir a la oficina

ayer fue día de evaluación del progreso del año pasado. Una pequeña entrevista con el jefe de hora y pico. Con diferencia la más cabreante de todo lo que llevo en la empresa. Una mierda. Imposible el intercambio racional de opiniones. Muchas perlas para recordar, como por ejemplo si no es parte culpa mía el que haya perdido 5 días de vacaciones. Por no hablar de tener que hacer el que es su trabajo. Porque, tú que cojones haces, jefe? Mucha bilis. Aguanta, aguanta, que de esto la mitad es humo. Ya verás en el día a día. Y que esperan más de mi y bla, bla, bla. Malas comparaciones, la manera de medir el interés del trabajo, de valorar lo que supone, y maneras de enfocar las cosas que chirrían con ese cuento chino que te han contado al principio. Mentiras o percepciones de la realidad que no son reales. Beneficio. Formación? Experiencia? Sí, sí, lo que tu digas. Está claro. Anda y que te den. Hay que buscar una puerta de atrás. Ha sido un poco visión. Pero yo así no quiero seguir, no me interesa seguir. O será mejor, ni me interesa ni quiero.

Hoy hemos tenido una presentación de unos trabajos. Muy de alto nivel, muy de paripé. Pero aún es divertido. Hay cosas positivas dentro de tanta cosa negra. Hablamos con gente interesante, por lo menos eso parece. Y ya se ha traicionado con lo que me decía ayer. Vaya, lo sabía.

El pobre ordenador no acaba de funcionar bien. Yo desconfío de windows, del explorer en concreto. Pero M. desconfía del ordenador y se desespera. Y yo me desespero cuando se desespera. Me tienta reiniciarlo de nuevo. Algo no acaba de ir bien.

No hay comentarios: