lunes, 2 de febrero de 2004

sobrevivir a windows

Conseguí no ir el viernes a currar y el jueves por la noche comencé con la reinstalación de windows. No le había sentado muy bien el cambio de un antivirus por otro y era insufrible lo mucho que se había ralentizado. EL resto de los días han sido un penar actualizando parches, codecs, controladores, miles programas, claves piratas, configurando cuentas de correo... una pesadilla. Ahora ya está prácticamente terminado, y sí, va más rápido, pero hay cosas que no acaban de funcionar bien. En fin, el día que tenga valor para deshacerme de windows y linux tenga los programas que uso habitualmente, como que le van a dar mucho viento a Microsoft. Varios hechos apoteósicos de la reinstalación: en un momento dado, después de instalar el Office, Outlook decide por su cuenta y riesgo que él solito se hace cargo de mi correo, sin que nadie le dé permiso, impresionante; winamp no puede leer los cds de audio, así que tengo que desinstalarlo e instalarlo al final, porque parece ser que en este sistema operativo el último que llega se hace cargo de las cosas, la bomba.

Como consecuencia de mis actos no me ha quedado mucho tiempo para hacer otras cosas más interesantes. El viernes por la tarde, ya con un dolor de cabeza considerable, decido que es suficiente y me premio con una sesión doble de dibus japoneses. Empiezo con La tumba de las luciérnagas. En la carátula pone: del director de Marco y Heidi. Cómo algún padre desaprensivo se la haya regalado estas navidades a sus hijitos, habrá provocado más de un trauma, que ríete de lo de la madre de Bambi. Preciosa, tristísima y por momentos desgarradora historia de dos huérfanos en los momentos de la derrota japonesa. Si lo hubiesen filmado en carne y hueso sería aclamada como una obra maestra. Pero parece que al ser animado, pues cómo que es de niños. Me ha impresionado mucho. Para aliviar tensión dramática acabo viendo Laputa, el castillo en el aire, acción y aventuras de perfecta factura técnica. Y es del año 86. Miyazaki es un genio. Es muy divertido como en la traducción española no dicen laputa, sino algo así como lapugh. Je.

Para rematar los pequeños desastres del fin de semana, mi mejor contacto en el soulseek desaparece y me quedo sin bajar cosas muy apetecibles. No han llegado ni Lambchop ni Divine Comedy. Y sólo quedan cartuchos de tinta para la impresora en los sitios más caros de la ciudad.

Y hoy no funciona la calefacción en la oficina.

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