viernes, 16 de enero de 2004

amanece que no es poco

Una semana donde he sido consciente que todo vuelve a empezar. Un año más. Rutina.

Estuvo lloviendo durante unos días sin parar. El miércoles me acerqué a los ventanales de la oficina, a beber un vaso de agua y vi como salía un rayo de sol. Me sentí contento y reconfortado. El jueves hizo uno de esos días de invierno que luce el sol y todo brilla. Me gusta ver la hierba con ese lustre y ese verde. Y cuando estas en una ciudad ten tristona es especialmente agradable. El amanecer fue precioso, con el sol entre la niebla. Pero ayer volvió, se nubló y hoy por la mañana, cuando llegaba al trabajo, detrás de la niebla estaba la lluvia. Esta ciudad es deprimente. Me gusta disfrutar de la lluvia. Pero esta semana ha sido demasiado para mi.

He leído una entrevista JL Sampedro y su compañera. Emocionante.

Me he hecho con la recopilación de Un día cualquiera en Vulcano, de Fangoria y me ha traído muchos recuerdos.

Sensación intensa de bordear el fracaso y no saber como aún estamos en pie. Muchas cosas cogidas con alfileres. Aunque al final las cosas parecen que tienden a encontrar su posición. Vértigo y opresión en el estómago.

Hemos asistido a numerosas manifestaciones de la estulticia de nuestros jefes. Y de su incompetencia. Aunque muchas veces tengo la sensación que todo es así, tanto en lo público como en lo privado, es esperanzador encontrar algunas personas que no responden a este esquema de tontería y paripé.

Así que a estas alturas de la semana, amanece, que no es poco.

Buen fin de semana.

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