fin de navidades
se acabó. Mañana hay trabajo. No he hecho todo lo que quería (como es habitual) ni he leído lo que tenía previsto (lamentable) ni ha ido al cine (tampoco la cartelera andaba muy gloriosa) ni siquiera he hecho muchas tareas domésticas (aunque esto es más comprensible) he bajado música (moderadamente) y he hecho muchas compras.
Ayer fue la locura de la compra compulsiva. Pero lo mejor fue que me encontré con M. por la calle y, además de descubrirme un mundo para futuros regalos paternos, la ayudé mediante transporte con una de sus compras. Y conseguí quedar con D. por ese tomarnosalgoantesdefindeaño, que luego nunca conseguimos hacerlo puntual. Creo que ha sido el único día de auténtica sensación de navidad.
Me he autoregalado un móvil con cámara, de precioso diseño industrial, nórdico, supongo. Cuando lo tenía ya en mis manos me dio un momento de apuro. A dónde voy yo con este megatrasto. Pero es fácil encariñarse con el. Aunque dé un poco de vergüenza. M. me ha regalado el puerto bluetooth, para descargar las fotitos, que al principio me defraudaron un poco. Pero hay que aprender a vivir con estas limitaciones. Y claro, ahora soy más moderno. Ya tengo bluetooth. Donde va a parar...
Como tenía que devolverle algo a M. aprovechamos y quedamos para tomar algo, y no pude evitar sacar las fotos de fin de navidad. Mientras las sacaba me dijo que estaba de foto, glups... Y en casa he estado a punto de hacerle una foto a la crema de guisantes, tenía un color tan bonito... Tengo que controlarme un poco.
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