miércoles, 12 de noviembre de 2003

Barcelona (II)
El sábado por la tarde, después de el éxtasis de este local tan impresionante y sus huevos fritos con foie, nos encaminamos a la diagonal, al nuevo auditorio de Moneo. Tenía muchas, muchas ganas de ver el espacio central, con esa obra de Palazuelo. Pero cuando llegamos nos encontramos que no se puede acceder al centro del espacio público proyectado por Moneo. Un cerco de macetas de pvc imatando cerámica, con un arbusto, delimita la entrada. Qué le ha pasado a esta ciudad? Aquí no se respetaba la obra del artista? Si esto te lo encuentras en... yo que sé... cualquier otro sitio... pero aquí, en BCN! Que mal, que decepción. Y no me da la gana de buscar al de seguridad y pedir permiso para saltar esta barrera vegetal... A sí que veré esto cuando esté en condiciones y no se interrumpa la experiencia espacial. Suena pedante, pero estoy muy enfadado.

Nos acercamos a diagonal-mar, una nueva expansión de la ciudad del ensanche sobre antiguas zonas obreras. Así conviven el coche con el flamenquito a todo volumen con el nuevo hotel de diseño qtkgas. Hay un parque de Miralles pero no nos da tiempo a verlo porque aquí anochece antes. Entramos en el nuevo centro comercial atraídos por las luces de la Fnac, pero estoy tan cansado que sólo salgo con la edición remasterizada del Pet Sounds. Bueno, soulseek también tiene la culpa, pero esto es una anomalía. La próxima vez con menos de 10 cds no salgo. Adiospongoportestigo.

Cenita ligera para compensar el despiporre de la comida, copita y a dormir, que vamos muy viejos.

Mañana de Domingo el la fundación de la Caixa (que la han dejado muy bonita, supongo que hay un reflejo y una inspiración al tener ese pedazo de Mies tan cerca) Cartier-Bresson y mucha, mucha gente. Paseo por el ensanche, de camino a la biblioteca de Vila de Gràcia de Llinás. Nunca había paseado tanto fuera del ensanche y de la parte del casco gótico. Me recuerda a un pueblo con cierto porte, pero muy cotidiano. Contraste con la arquitectura fabulosamente burguesa del ensanche. Llegamos y nos traiciona otra vez el atardecer tan temprano. Unos panellets para la vuelta al hotel a recoger las maletas, las compras y los nuevos descubrimientos y nos vamos al aeropuerto.

El lunes va a ser duro, como por otra parte ya se ha comentado. No cabe duda que volveremos. A dejarnos los dineros. A seguir trabajando para tener estos momentos de capricho y de huida a una realidad de ficción.



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